Territorios, Proyectos e Infraestructura para el AMBA

24 TERRITORIOS, PROYECTOS E INFRAESTRUCTURA PARA EL AMBA se trata de mapas que cargan no sólo con el problema digamos objetivo de la representación territorial, sino que simbolizan en un plano más elevado a Francia misma, lo que hace presente, a través de la fuerza representativa de esta “marca” que vincula cartografía, automovilismo y turismo, una cuestión central en el nacimiento de la geografía como ciencia de (y para) los estados- nación a finales del siglo XIX: el modo en que en el mismo momento en que la geografía terminaba de poner a punto sus instrumentos científicos para una aproximación “objetiva” al terri- torio, construía también un arsenal retórico para contribuir con la simbología patriótica estatal, que a través de una representa- ción naturalizada del territorio buscaba fortalecer los sentimien- tos de identificación de la sociedad como “nacional”. 5 Esta ambivalencia está presente doblemente en la obra de Mar- tin. Sus fotografías de los mapas viales, por medio de unos pocos efectos, como el ángulo de toma, los desenfoques, la profundi- dad de campo y la ampliación, al mismo tiempo que parecen atenerse obsesivamente a la objetividad analógica del mapa, la desmantelan, devolviéndole parte de la fuerza representativa que convierte a ese manojo de códigos y convenciones que es un mapa vial, en “un territorio de sueño, mágico e inviolable”. 6 Asimismo, mientras que Martin, como suelen hacer ciertos artis- tas, solo piensa en cuestiones técnicas (el tipo de foco, el tipo de papel, las medidas, etc.), su público (y claramente es la apuesta de su sponsor , la propia empresa Michelin) parece reencontrarse en esas fotografías con una idea de la patria encarnada en los recorridos comarcales de la Francia profunda (y hay que recordar también la ligazón íntima, desde comienzos del siglo XX, entre desarrollo vial, turismo y cuestión nacional en todo Occidente). 7 5 Sobre este rol de producción simbólica para el estado-nación de la ciencia geográfica, ver el trabajo de Marcelo Escolar, Silvina Quintero y Carlos Reboratti, “Geographical Identity and Patriotic Representation in Argentina”, en David Hooson (comp.) (1994). Geography and National Identity , Blackwell: Oxford. 6 Michel Houellebecq (2010). El mapa y el territorio , Barcelona, Anagrama, p. 57. 7 Sobre este tema en el caso argentino, puede verse el trabajo que escribimos en claboración con Anahí Ballent, (2001). “País urbano o país rural. La modernización territorial y su crisis”. En Cattaruzza, Alejandro (dir.), Crisis económica, avance del es- tado e incertidumbre política (1930-1943) , Nueva historia argentina. Tomo VII, Buenos Aires: Sudamericana. Esto es bien interesante, porque estemismo tipo de ambivalencias puede encontrarse en todo el boomde la cuestión cartográfica en los últimos 30 años (nuevamente, otro de los indicios de la“moda” territorial). Si toda la nueva historiografía sobre la cartografía se hace posible a partir de la puesta en discusión de la“objetividad”del mapa como forma de conocimiento, es evidente que entre esa nueva historiografía, el boomartístico –que explota en los años 90 con una muestra como Mapping , realizada en el MOMA en 1994, o tal cual aparece en las series demapas de Guillermo Kuitca– y la recupera- ción del valor simbólico y demercado del mapa como objeto de colección, se establece un curioso pasaje de la deconstrucción al fetichismo. Pero detengámonos en esas operaciones culturales que en los años sesenta produjeron la puesta en cuestión (la desnaturalización) de los vínculos entre realidad y representación, porque de allí surge buena parte del “giro espacial”que recoloca al territorio en la imaginación social. Es notorio que este tema nos obliga a volver a Foucault, principal impulsor de ese giro. Si nos ubicamos a media- dos de los años sesenta podremos ver que justo en el momento en que la geografía, es decir, la ciencia del territorio, estaba aban- donando los objetos espacial-territoriales que hasta entonces le habían dado sentido como ciencia (el lugar, la región, la localidad) a favor de una“revolución positivista”(cuantitativa) que llevó a una consideración abstracta del espacio a la búsqueda de leyes y patrones generalizables, en ese mismo momento, Foucault comen- zaba el trabajo inverso de“localización”de las prácticas del poder en espacios y dispositivos arquitectónicos específicos. 8 Mostrando, como señaló Anthony Giddens, no sólo que es inconcebible la exis- tencia de cualquier sociedad fuera de una específica coordenada espacio-temporal, sino especialmente, que la disciplina moderna de los cuerpos individuales y de las poblaciones en general se ejer- ce a través de la manipulación del espacio y el tiempo. 9 8 Doreen Massey habla de“revolución positivista”en un artículo clave para entender los derroteros de la geografía respecto del espacio y el territorio en el último medio siglo:“New directions in space”. En Gregory, Derek y Urry, John (1985). Social Relations and Spatial Structures , Londres: MacMillan Publishers Limited. Este libro es por cierto un índice muy bueno de los cambios que estaban ocurriendo en el conjunto de las ciencias sociales sobre estos temas a comienzos de los años ochenta. 9 VerAnthonyGiddens,“TimeandSocialOrganizations”,enDerekGregoryyJohnUrry, ibid . TERRITORIOS

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