Territorios, Proyectos e Infraestructura para el AMBA

114 TERRITORIOS, PROYECTOS E INFRAESTRUCTURA PARA EL AMBA de la banlieu francesa, distanciados del centro burgués, fallidos experimentos de mezcla en el urbanismo social; los sofisticados ciberguetos , carentes de los valores de la polis . Y no les falta razón: para cualquier sensibilidad medianamente progresista -en el sentido de igualitaria, atenta a los valores de la convivencia conjunta- tales experiencias de borde están lejos de prometer un mundo mejor (ni siquiera suponen un mundo ecológicamente viable). Otros enfoques, en cambio, han celebrado estas emergencias no planeadas como novedades que escapan al deber ser impuesto por la viejas normas, sujetas a la matriz anónima de la época -el capitalismo post-industrial. Así, se multiplicaron los estudios “imparciales” sobre periferias, ocupaciones informales, lógicas del mercado inmobiliario que habían sido objeto de crítica por la norma moderna . Pero esta alegre aceptación llegó a sus límites en la primera década de este milenio, cuando se constató que la ausencia de estado, normas e instituciones no era asunto para celebrar. Sin embargo, el peso de los tiempos continúa. Un ejemplo extremo: el vergonzoso premio David de la Bienal de Venecia 2012, otorgado a la experiencia de ocupación de un edificio abandonado antes de acabarse en Caracas, aludiendo a valores tales como “nueva comunidad”, “nueva identidad” y “modelo inspirador”. Demás está decir que fueron la miseria y no el festivo happening , la ausencia de opciones y no la elección libre, los motivos de impulso de esta ocupación de borde -borde interior a la ciudad- que el jurado, bien establecido en el Centro, encontró emocionante y pintoresco. Me gustaría volver a la etimología de la palabra borde para separarla de la problemática de lo informe , que causó estragos desde su instalación en la década del ‘90. Pero tenemos que recordar también que la venerable ciudad antigua, o la comunitaria ciudad medieval, sólo permanecen como mitos -y que pocos quisieran realmente regresar a ellas, de ser posible tal operación. ¿Podemos imaginar articulaciones concretas que, flexibles y dúctiles ante los novedosos acontecimientos, no ignoren la estabilidad necesaria para pensar un mundo compartido, pacífico, reconocible fáctica y simbólicamente como común ? El borde también habla de la importancia del esfuerzo común, en la medida en que remitía originariamente a los usos náuticos. Derivado del franco bord , significaba el borde de la nave, las lindes del barco, su perfil. Aún se utiliza en el sentido de movimiento -“virar de bordo”: presentar al viento el otro borde de la nave; bordear : “andar por la orilla”. El barco, como todas las cosas fabricadas, implica eficacia técnica y relativa permanencia, pero se diferencia de otras cosas terrenas porque se mueve por el agua. El ambiguo camino del agua coloca otro tipo de problemas para el movimiento. Viajando en un auto, un camión, un ómnibus, tenemos la ilusión de que dominamos el tiempo y el espacio. Nuestras agendas permanecen fijas, y los cambios del clima, las diferencias del suelo, el mismo camino físico que atravesamos, resultan secundarios, in-significantes, accesorios. La duración del barco, en cambio, debe enfrentarse, desde el diseño del objeto, con el agua, con las islas, con el viento, con la temible calma, con las estrellas. Quienes navegan la cuenca del Plata lo saben: las cartas náuticas resultan poco útiles en ríos que cambian diariamente, transportando camalotes, animales, objetos, islas enteras. Ni siquiera puede confiarse en el GPS, ya que depende de la actualización de las cartas fluviales: la experiencia es más importante. Los trabajos técnicos en el río -canales, rectificaciones, dragados- deben ser ajustados periódicamente, cuidados con tanta atención como el mismo barco, que sus propietarios miman como a niños de pecho. El barco no permanecerá como permanecen las piedras inmemoriales; pero debe durar . Las fuertes determinaciones técnicas no impiden que el barco no sea también casa -el barco también proporciona identidad, memoria, consuelo. Es el cuidado de la nave, el respeto por los variados elementos que quienes lo manejan reconocen no dominar, lo que convierte al barco en hogar. Se trata de un hogar de migrantes -siempre cuidando sus bienes, cooperando entre sí para sobrevivir, actuando sensata y no espectacularmente, respetando las duras condiciones de su habitabilidad . Tim Ingold, en su hermoso libro Lines -una antropología de la línea-, propone una taxonomía de las distintas formas de CONVOCATORIA 2012 PROYECTOS SELECCIONADOS

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