Territorios, Proyectos e Infraestructura para el AMBA

poéticas notas de aquellas orillas de malevos y percantas. Mucho se ha escrito, en el ámbito de los estudios culturales, para desarmar esta condena. Sin embargo, el borde social parece hoy tan marcado como en la época en que “la frontera” dividía civilización y barbarie: marcado en el imaginario social, marcado en la mecánica económica. El territorio de la ciudad autónoma de Buenos Aires, por ejemplo, renueva y potencia las divisiones espaciales, lo que se verifica en los disímiles valores de la propiedad en cada “barrio”, alimentando las diferencias materiales y simbólicas. El problema que convoca la idea de borde, en fin, es el de la dualidad socio-espacial en que acostumbramos pensarnos: aunque nuestro concepto de borde ablanda la fijeza de la palabra límite, no logra desarmar la larga tradición epistemológica de los conceptos que organizan el mundo según oposiciones -Agua/Tierra; Cultura/Naturaleza; Espacio/ Tiempo; Forma/Caos. La pregunta es si la misma forma urbana imaginada por los planes no encarna también estas oposiciones. Vayamos a la bibliografía contemporánea para analizar con precisión los usos de “borde”. Resulta ilustrativo el libro de Paolo Perulli, ejemplar compendio de las ideas que persisten para comprender la ciudad. 2 Borde aparece en su texto luego de revisar otras categorías descriptivas, las de Centro y Círculo, de las que Borde resulta inescindible. El Centro se identifica con el mundo , la fosa circular excavada en el núcleo de la ciudad, en la que eran recogidos y conservados los productos de la tierra. Perulli registra la persistencia de esta noción en las visiones urbanas de los siglos XIX y XX -la dispersión, la des-colocación, 2 Perulli, Paolo (2009). Visioni di città: le forme del mondo spaziale. Turin: Einaudi. la neutralidad, la conurbación, refieren al centro perdido. El Círculo como límite perfecto, ideal cerrado sobre sí mismo, aparece impreso en las modernas utopías “circulares” (el Belt verde, el Ring monumental - podríamos agregar la Avenida General Paz-, cerrando la ciudad “propia”). El capítulo referido al Borde se inicia exponiendo la idea de Frontera ligada con la Ley -recordando que tanto el límite entre lo público y lo privado, como el geopolítico, recogen el mandato sagrado de no traspasar , común a las diversas culturas mediterráneas. Esto ha permanecido, secularizado, tanto en los asuntos entre vecinos como en las disputas internacionales, si bien la equivalencia entre borde y frontera es tardía. 3 Pero subraya el fondo del argumento. Sin límites; sin medida -todo límite lleva implícita la posibilidad técnica de mensura-; sin equilibrio -noción también atada a la forma geométrica-, ¿es posible habitar ? La literatura europea sobre la ciudad contemporánea trabaja la noción de borde para convocar su contrario: el des-borde , el delirio (en el sentido clásico de “salir de la lira”, exceder los confines de la ciudad). 4 El peso de la ciudad antigua -de su interpretación-, es tan fuerte que las imágenes de las nuevas formas urbanas sugieren, más que un nuevo y fresco horizonte que supere los rigores de la jerárquica forma clásica, una multiplicación caótica, amenazante, injusta en la distribución territorial - la ciudad global, genérica , saturando el territorio habitable; la Edge-city norteamericana, formada por constelaciones extraurbanas; los conjuntos habitacionales 3 Es en Inglaterra donde se inicia la aplicación de la palabra bord (de origen francés) como frontera entre estados: hacia 1530 “the borders” reemplazó al originario march para mencionar a los distritos fronterizos entre Inglaterra y Escocia, lo que denota además espacio antes que línea de frontera. 4 Cf. Cacciari, Massimo (2004). La città . Rimini: Pazzini Ed. 113 EL PUERTO NUEVO, LOS SISTEMAS METROPOLITANOS Y LOS ESPACIOS PÚBLICOS REFLEXIÓN

RkJQdWJsaXNoZXIy Mjc3NzY=