Territorios, Proyectos e Infraestructura para el AMBA

99 PLAN ESTRATÉGICO URBANO TERRITORIAL DEL MUNICIPIO DE LANÚS documentos preparados por consultoras no siempre se coordi- nan con los designios de los equipos municipales. Por otra parte, a veces los técnicos operan como políticos y viceversa, pues más de una vez quienes asumen roles de gestión en organismos públicos forman parte de redes académicas de profesionales universitarios y especialistas. En otro orden de cuestiones, en el contexto de la gestión, a veces se prefiere “no tener condicio- namientos a la hora de decidir”, o se toman las decisiones con racionalidad limitada pues no hay tiempo para tener “todos los datos en la mano”. Es tal vez la razón por la cual la abstracción de los gráficos y los lineamientos poco precisos pueden vaciar de contenido un plan, transformándolo en un instrumento retórico -función no despreciable ni despreciada- de la gestión muni- cipal, aunque las instancias de conocimiento no deberían ser soslayadas. Un trabajo sustantivo como el que estamos comentando, para ser implementado debería haber sido producto de un proce- so continuo a lo largo del cual los diferentes actores hubieran podido apropiarse del diagnóstico y del resultado. Tampoco conocemos las modalidades de articulación entre “demanda” política y “oferta” técnica, sobre todo porque el comitente no fue solo el Municipio de Lanús, en tanto el Banco Interamericano de Desarrollo financió el estudio. En esa orientación, es de esperar que consultores y funcionarios hayan “conversado” con intensi- dad, hayan discutido y logrado construir consensos acerca de los temas prioritarios que se consignan. Si eso fue así, seguramente ese plan, más allá de que se realice por partes, será incorporado y logrará sobreponerse a los habituales cambios de rumbo en la gestión. Si no fue así, se trata de todos modos de un documento valioso, que construye conocimiento, que propone instancias de transformación y que seguramente ya debe estar instalado en la “memoria” de algunos funcionarios. Dicho de otro modo, será un importante aporte al conocimiento, pero no logrará convertirse en instrumento para una mejor gestión. . Finalmente ¿qué es un plan urbano en este tiempo? De algún modo, sabemos que los planes aluden al mismo tiempo a los cambios en el espacio urbano, a los saberes y a los modos de ac- ción, a los actores que los promueven, a los resultados imagina- dos pero también a los resultados efectivos. Es difícil diferenciar las transformaciones materiales del territorio de los argumentos que se utilizan para justificarlas, las estrategias subyacentes, los valores, los modelos y las culturas -en plural, porque son sociales, pero también técnicas y políticas- con relación a los cuales se configuran las decisiones. Sus alcances fueron cambiando entre diferentes escenarios históricos, pero en sus fronteras difusas y más allá de sus éxitos o sus fracasos, es evidente que proporcio- nan una herramienta clave para comprender los procesos de construcción de la ciudad metropolitana. No obstante, no es po- sible afirmar que se trata de un eficaz instrumento para promo- ver transformaciones, pues los rumbos de las políticas públicas y los mecanismos constituyen su marco de referencia. Resta saber, entonces, si los planes y los procesos de planeamiento pueden desempeñarse, tal como se supone en este tiempo de revalori- zación del rol del estado y la acción pública, en los instrumentos técnico-políticos capaces de promover las profundas transfor- maciones sociales y espaciales futuras que requiere la ciudad metropolitana. REFLEXIÓN

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