Las nuevas Normas Urbanas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

76 6 ANEXO Incidencia de la protección patrimonial, cultural y ambiental en relación con los problemas detectados A.G.P Hoy en día hay problemas de catalogación: no se sabe si se puede construir edificios o no, y si se van a proteger o no. ¿Cómo decidir si construir o no? Además, la duración de trámites es de 60 a 90 días, sumada a la intervención del CAAP cuando se requieren permisos para demoler o dar aviso de obra. Para cuando se genera el expediente, no se sabe si el predio está protegido. Por otro lado, hay un problema de volumen para el Gobierno de la Ciudad: 300.000 parcelas bajo análisis. Los planteos de los vecinos registran casos donde algunos tienen visos de ser genuinos, pero otros no: muchos quieren seguir viviendo en un barrio como en el 1900. Y un vecino no tiene prepa- ración académica, el saber experto. Están mirando el entorno inmediato pero no el marco global. T.E. Lo que existe actualmente es un fundamentalismo patrimonialista, y yo creo en el reciclaje. Los edificios están catalogados en base a un código morfológico, para evitar “caries” urbanas y tener manzanas más parejas. La necesidad es de preservar, pero con una visión de reciclaje y no solo de restauración. Una cosa es el Teatro Colón, pero hay otros edificios buenos que no hay que tirarlos abajo sino reutilizarlos, con intervenciones interiores. La CABA tiene valores patrimoniales, pero no todos los edificios son valiosos, y tampoco es sustentable seguir metiendo ladrillos. El desafío para los arquitectos es reusar y valorar lo edilicio. La pregunta que debemos hacernos es: ¿quién determina el valor edilicio? Por ejemplo, en San Francisco, EEUU, hay una comisión estable, que ha conservado pequeñas joyas; en la CABA, el CAAP es una herramienta válida, pero no sé si funciona bien. Debemos pensar que la fachada del edificio es la cara de la Ciudad, y entonces ¿hasta dónde el dueño de un edificio puede hacer lo que quiera? Hay protección patrimonial, pero muchas veces se patrimonializa cualquier cosa, como por ejemplo una casa de juego de bochas. Por la presión de (la ONG) Basta de demoler se protegen cosas, pero se deben contraponer razones de peso, de ciencia, frente al desconocimien- to. El proceso de desarrollo se traba por este accionar cautelar. Creo en la participación, pero también creo que hay que gobernar y educar. Por las contradicciones en la forma de protección, se termina deteriorando la calidad de la cuadra, y perjudicando el bolsillo al propietario: también hay que considerar que el patrimonio afecta a propiedades privadas. M.A. La protección ambiental ha sido necesaria frente a las demoliciones indiscriminadas en la ciudad. Hay muchas metodologías para aumentar la densidad sin homogeneizar la ciudad en altura, por ejemplo, en Rosario, donde se aplicaron las “tiras de preservación”. Pero aunque a nivel puntual se han logrado cosas concretas, frente a algunos grandes intereses se ha perdido. Las ONGs no somos máquinas de impedir, es necesaria cierta racionalidad acerca de lo que es necesario preservar. La COPUA (Comisión Asesora de Plan Urbano Ambiental) no funciona desde 2011, y en ella había ONGs que hoy ya no están. La nueva Comisión sólo está integrada por constructoras. Los esquemas de participación están en la letra, pero no funcionan ni se aplican. Existen criterios objetivos de preservación, dado que hay casas maravillosas, frente a la construcción de “caries” urbanas. También existen experiencias de luchas por la protección como casas de Belgrano R, y defensa de espacios verdes. Es importante destacar el urbanismo de detalle, como el aplicado en Av. de Mayo y Diagonal Norte. Hoy se podría hablar de combinaciones, de mixturas. En los últimos años se han creado más APH que antes, pero ya desde el año 1998 se dio el cambio normativo. APH City ha sido una muy buena iniciativa. Una gran deuda es el catálogo de propiedad. Hoy en día la pregunta es ¿qué es lo que se debe preservar? El Código sostiene un fondo, pero no está reglamentado.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mjc3NzY=