EL HORIZONTE METROPOLITANO

98 colección institucional y gestiones específicas. Habrá que gestionar ese “desorden”. La necesidad de establecer y fortalecer conversaciones, generando un entramado para la toma de decisiones, poniendo en juego escalas, representaciones y actores para su gestión y administración se presenta como una urgencia de primer orden. Ciertamente, intereses contrapuestos, lógicas escalares y responsabilidades se ponen en tensión sin lograr articulaciones, diálogo ni acuerdos, que no dejan de ser necesarios pese a su complejidad. Tal vez, más que pensar en posibles soluciones burocráticas para el AMBA, o proyectos heroicos, se trata de promover conversaciones y diálogos “entre las partes”, entre los habitantes y sus representantes y entre funcionarios de diferentes niveles (especialistas, personas y asociaciones) para actualizar los debates de la planificación y la gestión urbana. En ese camino, además, tal vez hubiéramos podido evitar que la justicia niegue la existencia del AMBA.

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