85 el horizonte metropolitano configuraron villas, barrios nuevos, favelas, cantegriles –en las denominaciones de los diferentes países de América Latina– que constituían una parte importante de las ciudades. Como corolario de esos procesos, en escala geográfica y poblacional, el AMBA fue sumando sectores de barrios consolidados, villas de emergencia y barrios precarios localizados; en territorios no siempre aptos y en los “intersticios de la aglomeración”. El valor de la tierra, el déficit habitacional, la creciente desigualdad social, la pauperización y el crecimiento de la informalidad fueron temas de las agendas de esos años. Esos problemas, en el clima crítico de los años setenta en Argentina, se intensificaron en el interregno democrático (1973-1976) que fue clausurado abruptamente por la dictadura militar (1976-1983), cuyas políticas urbanísticas activaron un plan anacrónico de autopistas, la expulsión de los habitantes capitalinos de las villas de emergencia; a la par de iniciativas de nueva generación vinculadas, aparentemente, a la defensa del ambiente y la rehabilitación patrimonial. De hecho, varias referencias consideran que el Cinturón Ecológico fue una de las primeras experiencias de gestión metropolitana. La ambiciosa Ley de Tierras (N° 8912), un marco regulatorio para la gestión del territorio de los municipios de la provincia, llegaba tarde. Es que esa “ciudad legal”, densa, ordenada, prolija de la normativa ignoraba el “desorden” –o como decíamos antes, de un orden que no conocemos– de la ciudad real. Con la restauración de la democracia, en el campo de las ideas se fueron abriendo camino las nuevas nociones, que se gestaron en instancias de disolución de las bases del urbanismo y la planificación. Participación, ambiente, patrimonio histórico, proyecto urbano y espacio público eran algunas de las palabras clave. Las nuevas nociones entraban en consonancia con los cambios en la gestión de las aglomeraciones donde los entes metropolitanos y centralizados perdían protagonismo en el mundo. Entre los debates de la época se plantan las semillas de la autonomía de la Ciudad, de la mano de la descentralización y la municipalización de la Capital. En ese marco, las “ciudades globales” eran una aspiración y, al mismo tiempo, se promovía la recuperación de los valores de la ciudad tradicional.7 7. Ver figura “Presentación de las áreas proyectuales para el concurso ‘Veinte ideas para Buenos Aires’ (1986)”. Disponible en: https://observatorioamba.org/planes-y-proyectos/ caba/planes/1986-20-ideas-para-buenos-aires-concurso/ficha Fuente: Archivo digital,
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