Costas y Cuencas de la Región Metropolitana de Buenos Aires: estudios, planes y proyectos

COSTAS Y CUENCAS DE LA REGIÓN METROPOLITANA DE BUENOS AIRES: ESTUDIOS, PLANES Y PROYECTOS 26 CONVOCATORIA 2016 LAS CUENCAS METROPOLITANAS Boulogne o de José León Suárez, al igual que los humedales de la cuenca baja del Luján, estuvieron mayormente desocupadas hasta fines de la década de 1960. Sin embargo, fueron progre- sivamente utilizadas como vaciaderos de basura o como sede de villas y asentamientos. En efecto, a lo largo del primer ciclo de expansión metropolitana, los bordes de algunos sectores del Reconquista y de la cuenca alta del Matanza-Riachuelo se fueron ocupando. El movimiento de población hacia la periferia, sobre la base de iniciativas públicas y loteos populares, que se intensifi- caron a mediados del siglo XX, ocupó primero las áreas próximas a las estaciones del ferrocarril y paulatinamente avanzó sobre zonas alejadas de los ejes ferroviarios, vinculadas al desarrollo de la red vial. En esa dinámica, la actividad industrial -localizada inicialmente en las orillas del Riachuelo- se fue extendiendo en la proximidad del Reconquista, habilitada por las obras de la Av. General Paz y el Camino de Cintura. Los equipamientos de Ezeiza -que examinaremos más adelante-, los complejos militares de Campo de Mayo y la Base Aérea de El Palomar, ocupaban mu- chas de esas extensas e inundables tierras vacantes. A mediados de la década de 1970, cuando se pusieron de mani- fiesto los límites del crecimiento del ciclo 1930-1960, mediante patrones de asentamiento muy diferentes de las anteriores décadas, la urbanización fue completando los intersticios sobre- vivientes entre los principales ejes de movilidad metropolitana. En ese contexto, las tierras bajas comenzaron a ocuparse más densamente, no necesariamente porque se hubiese resuelto la inundabilidad -a pesar de las obras hidráulicas ejecutadas- sino porque fueron la única alternativa al alcance de los excluidos del mercado formal y las intervenciones públicas en búsqueda de tierras baratas. La terminación de los conjuntos de vivienda so- cial, la instalación del Mercado Central y el Cinturón Ecológico y, luego de la década del noventa, la creación de nuevos espacios de habitación, comercio y recreación, fueron ocupando esos te- rritorios próximos a la nueva red de accesos de la Capital Federal. Los mapas realizados por la CONAMBA a mediados de la década de 1990 ya registran la multiplicidad de ocupaciones en terrenos inundables y en la costa de los ríos. A fines del siglo XX, en un contexto socio-económico tratado por la bibliografía, por ser muy baratas y reacondicionables median- te obras hidráulicas, las tierras bajas periféricas se convirtieron en un nuevo territorio de oportunidad para la instalación de grandes equipamientos y urbanizaciones cerradas. La cuenca del río Luján, alejada durante los procesos de crecimiento del ciclo de la modernización, tomó protagonismo con las operaciones inmobiliarias de nueva generación, realizadas en macro empren- dimientos como Nordelta. En síntesis, los mapas del crecimiento metropolitano dan cuenta de un proceso de ocupación de tierras inundables que se inicia muy tempranamente en los bordes de la cuenca baja del Ria- chuelo y que avanza luego sobre la cuenca del Reconquista. En fecha reciente, sucede lo propio en la cuenca del Luján. Planes Más allá de sus diferencias paradigmáticas, los planes urbanísti- cos elaborados para la región de Buenos Aires a lo largo del siglo XX vieron en las cuencas, en su carácter de tierras vacantes, un espacio de oportunidad para la resolución de problemas. En el Plan Regulador de Buenos Aires elaborado entre 1958 y 1962 para controlar la expansión desordenada de la metrópolis mediante una zonificación que estructurara la ciudad, las cuen- cas fueron definidas como “áreas inundables”. Para paliar los problemas se proponía tratarlas como “áreas verdes”mediante programas de forestación capaces de controlar su funcionamien- to hídrico al operar como desecadoras de pantanos y esponjas reguladoras de la dinámica fluctuante de ríos y arroyos. Se trata- ba de evitar la urbanización de las tierras bajas, a menos que se las acondicionase mediante grandes obras de ingeniería, o como fuente de energía para el desarrollo industrial. En clave similar, en 1968 y desde la CONADE -un organismo encargado de la pla- nificación nacional-, el Esquema Director Año 2000 identificaba los problemas derivados de la inundabilidad, la carencia de ser- vicios, la localización industrial y la dispersión residencial. Como respuesta se propusieron equipamientos recreativos y áreas ver- des de dimensión regional aptos para controlar el avance radial de la urbanización. La propuesta consideró las potencialidades de la cuenca del río Luján -muy poco ocupada aún- y el paisaje natural del Delta. Mapa de Síntesis general física y de usos predominantes de la región del Plan Regulador de Buenos Aires. Fuente: Plan Regulador de Buenos Aires (Organización del Plan Regula- dor, 1958).

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