Costas y Cuencas de la Región Metropolitana de Buenos Aires: estudios, planes y proyectos

COSTAS Y CUENCAS DE LA REGIÓN METROPOLITANA DE BUENOS AIRES: ESTUDIOS, PLANES Y PROYECTOS 22 CONVOCATORIA 2016 LAS CUENCAS METROPOLITANAS reconsideración de la condición material de nuestro suelo. No es difícil advertir que vivimos “sobre tierras que fueron una vez pantanos, sobre vías de agua que alguna vez fueron desecadas o canalizadas, entubadas o cubiertas por calles, lo que fácilmente los borra de nuestra imaginación” (Silvestri, Williams, 2016). No caben dudas de que estas últimas consideraciones pueden resul- tar provocativas para una disciplina que aun no puede concebir a la arquitectura -y a su firmitas - sin un plano de sustento siem- pre a salvo de las aguas. NOTAS 1 Los proyectos de Carrasco, Bouvard y Forestier son ejemplos de cómo volver ac- cesible la costa del río y de cómo repensar esa costa como espacio público (parque, balneario, etc.). 2 Los terceros más conocidos eran el del Sur (o Granados), el del Medio (o Ma- torras) y el del Norte (o Manso). Es justamente porque ya no están visibles que importa nombrar a esos arroyos. La toponimia es una primer forma de traerlos a la superficie, tal como acostumbró hacer Iain Sinclair en “Los ríos perdidos de Londres” quien en clave de deriva, buceó en la historia y la literatura para restituir las escon- didas relaciones entre lo fluvial y lo urbano (Sinclair, 2016). 3 Graciela Silvestri ha demostrado que La Boca constituyó un significativo contrapunto del proyecto de la modernización conservadora llevado adelante durante la década de 1930. Así, frente a la apuesta de la “ciudad blanca” que representó tan cabalmente el clásico Obelisco, centro de una ciudad regular y homogénea, La Boca encarnó aquellos valores convencionalmente asociados con una sensibilidad pintoresca: la laboriosidad de la comunidad genovesa, el movimiento y colorido del puerto, de las industrias y de las embarcaciones que varios pintores no dudaron en recrear (Silvestri, 2003). 4 Poetas como Juan José Saer pudieron explotar la potencia poética de ese “río sin orillas”, pero para cualquier visitante no deja de ser una extrañeza el uso del término “río” aplicado al cuerpo de agua que baña el borde oriental de Buenos Aires. 5 En realidad, el nivel de dificultad y de proeza técnica que los puentes representaron ha cambiado a lo largo de la historia. Hace ya varias décadas que se habla de la posibilidad de construir un puente que una las dos orillas del Río de la Plata, y actualmente, los puentes son capaces de vincular las brechas que representan no sólo estuarios sino también estrechos marítimos. 6 De algún modo, esa incorporación comenzó a producirse con la creación y puesta en funcionamiento de los entes de administración de cuencas como ACUMAR (Matanza Riachuelo), COMIREC (Reconquista) y COMILU (Luján), aun cuando los resultados de su labor sean aun relativamente modestos. La convocatoria de la Red de Alianzas Metropolitanas que condujo a la preparación de la presente publicación también puede considerarse un indicio valorable en la consolidación de una agenda que posicione a estos ríos interiores en el centro del debate. 7 La centralidad de los ríos también puede asociarse a la instalación de molinos hidráulicos sobre sus orillas. Tal como sucedió en el resto de la Pampa Ondulada, esos artefactos funcionaron también sobre el río Reconquista, en las cercanías de Paso del Rey. 8 Es preciso aclarar que la represa tardó en entrar en funcionamiento y cuando lo hizo, no impidió que se produjeran inundaciones río abajo, como las que afectaron seriamente a varios partidos en 1985. 9 La noción de heterotopía fue usada inicialmente por Foucault para referirse a los “espacios otros”, aquellos en los que el poder impone condiciones diferentes de circulación, gobernabilidad, etc. Últimamente, Graciela Silvestri ha encontrado es- tas heterotopías en “el jardín, en el microcosmos paradisíaco”, pero también “en los fondos que escapan al diseño” Por otro lado, Silvestri ha asociado las heterotopías a los dominios del agua (Silvestri, 2014). Así, los espacios heterotópicos incluyen a los abiertamente caóticos, lo que convierte a “heterotopía” en una noción útil para el estudio de estos bajos fluviales de las cuencas urbanas. 10 En los últimos diez años y gracias a los esfuerzos de un conjunto de organizacio- nes sociales el partido de San Martín, se han instalado unas ocho Plantas Sociales de Separación de Residuos dentro del predio del CEAMSE. 11 El caso más conocido es el de Diego Duarte en 2005, asesinado y luego desaparecido mientras se encontraba recuperando basura dentro del relleno sanitario Norte III del CEAMSE. 12 La idea de los bajos fluviales como espacios del crimen aparece magistralmente trabajada en El Río , de Alfredo Gómez Morel, una novela autobiográfica sobre la marginalidad a lo largo del río Mapocho en Santiago de Chile (Gómez Morel, 2012). 13 En esta línea, el historiador norteamericano RichardWhite ha acuñado para los ríos actuales el concepto de “máquina orgánica”, distanciándose de la idea de que la industria y la urbanización han aniquilado definitivamente los ríos, y sugiriendo que éstos, a pesar de conservar dinámicas que están más allá de nuestro control, son creaciones humanas (Mauch, Zeller, 2008). BIBLIOGRAFÍA Aliata, Fernando; Silvestri, Graciela (2008). “Las dimensiones de una investigación de historia territorial. Notas sobre el proyecto ‘Construcción, organización y representación del territorio de la pampa anterior (1852- 1880)’”. En: Registros , nro. 5, pp. 7-15; Mar del Plata: CEHAUD-FAUD-UNMdP. Blackbourne, David (2008). “Time is a violent torrent. Constructing and reconstructing rivers in Modern German History”, En: Mauch C., Zeller T., Rivers in History. Perspectives in Waterways in Europe and North America . University of Pittsburgh.

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