Costas y Cuencas de la Región Metropolitana de Buenos Aires: estudios, planes y proyectos

LAS CUENCAS METROPOLITANAS CONVOCATORIA 2016 17 Los ríos de Buenos Aires: una perspectiva histórica FernandoWilliams El río, los ríos: una cuestión de encuadre En Buenos Aires, la palabra “río” refiere históricamente al Mar Dulce de Solís, un cuerpo de agua de poca profundidad pero de una amplitud comparable a la de un estuario. En una meseta elevada sobre la costa de este particular río fue trazada la cua- drícula fundacional de la ciudad. A pesar de las pocas ventajas como puerto natural, es indudable que la importancia que ad- quirió Buenos Aires no puede desvincularse de una estratégica ubicación costera que permitió vincular los puertos de ultramar con los ubicados a lo largo de un extenso sistema fluvial, que desemboca justamente en el Río de la Plata. Paradójicamente, y debido a su central localización, el complejo ferro-portuario que entre las décadas de 1880 y de 1920 consolidaría la conexión con otros puertos como parte de un esquema agro-exportador, se convirtió muy pronto en un obstáculo entre la ciudad y ese gran río. Las que siguen son largas décadas en las que el resta- blecimiento de esa perdida relación se mantendría en la cima de la agenda urbanística. Los proyectos de frentes costeros de principios de siglo XX ya reflejaban ese interés 1 . Pero serían las sombrías impresiones de Le Corbusier en 1929 y los diagnósticos a que dieron lugar, los que instalarían firmemente la obsesión de la reconexión de la ciudad con el río en la cultura arquitectónica local (Silvestri, 1998). El Plan para Buenos Aires con su “cité des affaires” sobre una especie de muelle será lo suficientemente convincente como para que de allí en adelante el artefacto mo- derno desempeñe un papel de mediador entre el ancho río y la amanzanada “ciudad sin esperanza”, promoviendo la formación de un nuevo riverfront de torres y parques. Ese virtual romance ribereño no se limitó a arquitectos y urbanistas: la literatura también fue un terreno fértil para un conjunto de idealizaciones cuyas implicancias paisajísticas fueron obvias. Aunque poco novedosa, esta breve reseña permitiría explicar que desde el punto de vista geográfico Buenos Aires sea enten- dida, aún hoy, como una ciudad recostada sobre la costa del Río de la Plata y extendida sobre una llanura sin límites. Sin embar- go, un análisis más cuidadoso exige ajustar esta imagen. Desde una perspectiva histórica centrada en la infraestructura, resulta fácil advertir que la extensión indeterminada de la cuadrícula -asimilada justamente a la planicie pampeana- sólo fue posible rectificando y entubando el cauce de numerosos cursos de agua que atravesaban el territorio de la hoy denominada Ciudad Au- tónoma de Buenos Aires. Los arroyos o “terceros” que atravesa- ban el casco histórico fueron objeto de estas transformaciones hacia fines del siglo XIX, 2 en tanto los más caudalosos arroyos Vega, Medrano y Maldonado lo fueron entre las décadas de 1920 y 1940 (Falczuk, 2010). A pesar de que fue discutida la posibili- dad de tornar navegables algunos de ellos como el Maldonado, primaron por entonces argumentos higienistas, que tendieron a ver en los cauces abiertos potenciales problemas de salubridad. La “desaparición” implícita en este tipo de obras no afectó a cur- sos de mayores proporciones como el Riachuelo-Matanzas -eje de la cuenca fluvial más extensa de la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA)- que desde 1887 materializaría el límite sur del nuevo distrito federal. Asociado con el histórico puerto sobre su desembocadura, el caso del Riachuelo no puede estar más lejos de los invisibilizados arroyos. Si estos últimos fueron sepul- tados sin muchos cuestionamientos, el Riachuelo tuvo un relieve muy particular dentro de la geografía simbólica de Buenos Ai- res. 3 El cruce del río fue celebrado por un variado repertorio de puentes y transbordadores que el arte pictórico no tardó en inte- grar al paisaje del puerto, y que explica que se convirtieran muy pronto en íconos de La Boca pero también de Buenos Aires. Es necesario aclarar que esta particular densidad simbólica del Ria- Arquitecto (UBA), Magister en sociología de la cultura (UNSAM) y Doctor en Historia UBA. Docente e investigador en las facultades de arquitectura de la UNLP y la UNSAM en las áreas de Historia yTeoría de la Arquitectura. Codirige el proyecto “Sudamérica Fluvial: una historia de la relación entre infraestructura, ciudades y paisaje (FAU-UNLP) y coordina el proyecto“Ríos Urbanos” (IA-UNSAM). Fig. 1. Puente sobre el río Reconquista en el camino entre Morón y Campo de Mayo, 1927. Fuente: CEDIAP.

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