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Una calle me separa
Countries, villas y nuevos patrones de movilidad: cómo cambió el conurbano
Emergen nuevos circuitos y localización en el AMBA. ¿Puede la infraestructura seguirle el ritmo al explosivo crecimiento a Buenos Aires?
El resultado de las elecciones en la provincia de Buenos Aires dejó mucha tela para cortar. Será tarea de los analistas políticos diseccionar los factores que inclinaron el peso hacia una u otra opción (o entregarse a debates en torno a “la emergencia de un nuevo sujeto político”), pero lo cierto es que el devenir bonaerense ocurre sobre un telón de fondo más general, de largo aliento, sobre transformaciones urbanas muy profundas.
Días atrás se conoció un documento de trabajo sobre los cambios territoriales y habitacionales que tuvieron lugar en los últimos años tanto en la capital como en el conurbano. “Lo que los censos revelan: transformaciones sociodemográficas, habitacionales y territoriales en los municipios de la Región Metropolitana de Buenos Aires” es el título del reporte que el Centro de Investigación de Política Urbana y Vivienda (CIPUV) preparó para el Banco Interamericano de Desarrollo.
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Como todo buen informe en el que se procesan grandes volúmenes de datos, las autoras Cynthia Goytía y Ángeles Scetta se concentraron en encontrar patrones en los cambios ocurridos en el tiempo transcurrido entre el Censo 2010 y el de 2022. Sus resultados ofrecen un panorama particularmente rico sobre la forma en la que habitamos nuestras ciudades y algunos datos llamativos, como el fin del modelo monocéntrico que caracterizó a las décadas anteriores.
¿Qué dice la radiografía, doctor?
Entre 2010 y 2022, el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) sumó 1.638.834 nuevos habitantes, hasta alcanzar una población total de 16,4 millones. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires creció un 8%, el primer cordón del conurbano un 5,3%, el segundo un 13,3% y el tercero un 23,5%. Si bien la tercera corona registró el mayor crecimiento relativo, la segunda fue la que sumó la mayor cantidad de habitantes (678 mil). Los partidos que más crecieron fueron San Vicente y General Rodríguez.
Durante mucho tiempo, Buenos Aires exhibió un modelo típicamente monocéntrico, con epicentro en su núcleo y menores niveles de densidad a medida que uno se aleja del Obelisco. Pero los últimos datos disponibles sugieren nuevas tendencias.
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SumateEn CABA viven 15.326 habitantes por kilómetro cuadrado (comparable con otras metrópolis globales, como París o Barcelona), pero ese gradiente de densidad baja hacia los 6.620 habitantes por km2 en los partidos del primer cordón del conurbano, 1.910 en el segundo y apenas 268 en el tercero. “Pero esta centralidad hoy ya experimenta un proceso de transformación y expansión a los municipios de la segunda y tercera corona”, dicen las autoras. Por un lado, en estos doce años, los partidos de la segunda corona mostraron “un dinamismo notable”, mientras que los más alejados evidenciaron “los signos de la expansión metropolitana hacia territorios históricamente rurales”.
Los distritos que más vieron crecer su población entre censos fueron las comunas 6 (Caballito), 12 (Villa Urquiza y otras) y 5 (Almagro y Boedo) de la Capital. Pero también se destacó el fuerte aumento poblacional de partidos del segundo cordón del Gran Buenos Aires. Allí, el promedio por localidad ya supera al del primer cordón y sugiere la emergencia de un nuevo modelo policéntrico. Ejemplo de ello son las cabeceras de José C. Paz, Merlo y Monte Grande, que ya desarrollaron economías de aglomeración propia y mercados locales que podrían estar ganando cierta autonomía funcional con respecto al área central.

Fuente: CIPUV en base a datos del INDEC.
“Este fenómeno de densificación periférica acelerada plantea desafíos y oportunidades singulares”, dice el informe. “Por un lado, genera nuevas demandas de infraestructura y servicios en territorios postergados; por otro, sus niveles de densidad emergentes comienzan a alcanzar umbrales críticos que viabilizan inversiones en servicios públicos, anteriormente incosteables. Estamos presenciando, posiblemente, la gestación de nuevas centralidades que podrían reconfigurar la estructura metropolitana en las próximas décadas”.
Movimientos internos
Los datos del último censo muestran patrones que desafían las concepciones tradicionales sobre la ocupación del territorio. En los doce años previos a 2022, un 7,4% de la población (1,3 millones de personas) se trasladó entre partidos de la región metropolitana de Buenos Aires. Pero el aporte migratorio externo es particularmente bajo: solo el 1,8% llegó de otras provincias y 1,3% del extranjero.
“Estos valores, significativamente inferiores a los registrados en décadas anteriores, sugieren una transformación estructural de la capacidad de atracción poblacional de la metrópolis, posiblemente vinculada a la consolidación de economías regionales alternativas y al surgimiento de nuevos polos urbanos competitivos en el interior del país”, dice el trabajo del CIPUV, que contó con la investigación adicional de Francisco Dorna y Agostina De Leo.
Otros factores que podrían estar jugando un papel son la expansión del trabajo híbrido en la post-pandemia y la persistente crisis de accesibilidad a la vivienda en áreas centrales, “que impulsa a sectores medios hacia periferias otrora desvalorizadas pero ahora revalorizadas por nuevas dinámicas de ocupación territorial”. Si no hay crédito, me compro un terreno en un barrio cerrado y me pongo a construir, pareciera ser la lógica.
Esto genera lo que los especialistas denominan procesos de especialización socioterritorial, donde segmentos específicos (diferenciados por nivel socioeconómico, composición y fase del ciclo vital) se trasladan hacia entornos que maximicen sus preferencias residenciales y posibilidades económicas.
Así, partidos enteros están viendo cambiar su composición sociodemográfica. Un dato entre tantos: el 15% de la población censada en el partido de Exaltación de la Cruz declaró que hace cinco años vivía en otro lugar. En otras palabras, acaba de llegar.
“Las implicaciones de esta movilidad acelerada son profundas para la planificación urbana: sistemas escolares que deben adaptarse a variaciones anuales significativas en su matrícula, redes de transporte que enfrentan patrones cambiantes de demanda, y servicios públicos que requieren flexibilidad para responder a transformaciones demográficas que en algunos municipios ocurren a velocidades sin precedentes”, explica el documento.
Countries y villas
El caso de la infraestructura sanitaria ayuda a ilustrar esta desigualdad en el acceso a servicios básicos: mientras que partidos como Hurlingham y Presidente Perón ampliaron fuertemente el porcentaje de hogares con acceso a desagües cloacales, 11 municipios y comunas registraron retrocesos relativos en sus niveles de cobertura. En estos lugares, el ritmo de expansión urbana superó ampliamente la velocidad de inversión en infraestructura. Un dato a leer junto con el anterior es que las áreas de mayor dinamismo reciente son tanto localidades empobrecidas –Cuartel V, en Moreno, o el partido de José C. Paz– como bolsones de riqueza (Dique Luján y Nordelta, en Tigre, que juntos sumaron más de 20.000 habitantes).
Otra cifra impactante: en estos pocos años, el número de habitantes en urbanizaciones privadas y clubes de campo creció un 50,5%. Un crecimiento liderado por countries y villas de emergencia o, como dice el informe, “una expansión urbana acelerada en áreas marginales, subutilizadas o por fuera de la normativa vigente”. Mientras algunos bonaerenses se mudan a barrios cerrados, otros ocupan informalmente terrenos en basurales, zonas inundables o baldíos ferroviarios.
Desarrollo orientado a transporte
Una nota positiva en medio de esta expansión urbana descontrolada es que hay áreas del primer y segundo cordón donde empiezan a desarrollarse departamentos en altura, sugiriendo un sano proceso de densificación. Este fenómeno es particularmente visible en partidos como Morón, San Miguel y Tres de Febrero.
En el primer cordón, en especial, se observa un proceso de redensificación selectiva en las áreas cercanas a las estaciones de ferrocarril. El aumento en el número de departamentos construidos cerca de las estaciones (4,4 puntos porcentuales en el período analizado) es mayor al de las áreas más alejadas (1,7 puntos), lo que sugiere una mayor oferta de vivienda en las inmediaciones de áreas bien conectadas en un formato –departamento– más accesible para las familias.
“Estas características podrían constituir una oportunidad potencial para implementar instrumentos de financiamiento basados en el suelo, que podrían estar asociados a los cambios de usos, la verticalización (N.B: la construcción de departamentos y viviendas en altura) en relación con nodos ferroviarios, y el aprovechamiento de la mayor demanda por densificación en áreas cercanas a la infraestructura de transporte”, dicen las autoras.

La contracara de este fenómeno lo ofrecen los demás partidos del segundo y tercer cordón, que parecen estar creciendo a un ritmo mayor en áreas lejos de las estaciones. En estos municipios se observa un modelo de desarrollo “con mayor foco en el automóvil que en el transporte público” y allí lo que se observa es un desacople entre la infraestructura de movilidad y los nuevos desarrollos residenciales. En su lugar, “la red vial está asumiendo un rol predominante en la estructuración de la expansión metropolitana” y los efectos son los que ya conocemos: una red de autopistas completamente colapsada, como comenté en este informe reciente de Infobae.
Oportunidades x3
El documento del CIPUV cierra con una nota propositiva ya que identifica tres oportunidades estratégicas para las autoridades de los diferentes niveles de gobierno.
La primera de ellas ya fue mencionada y parte de la premisa de que “los corredores de transporte (NB: autopistas, redes ferroviarias) generan oportunidades de valorización que podrían ser captadas para su propio financiamiento y mejora”. Dicho en criollo: llevar infraestructura, cobrarles a los propietarios beneficiarios por el aumento en el valor del suelo que esas mejoras producen y, con eso, ayudar a financiar esas y otras inversiones.
El segundo proceso potencialmente aprovechable a partir de los datos del censo es la consolidación de nuevas centralidades. Estas centralidades emergentes o nuevos nodos “pueden dinamizar áreas actualmente periféricas, generando nueva actividad económica, reduciendo desplazamientos y promoviendo un desarrollo metropolitano más equilibrado y policéntrico”.
Por último, el trabajo llama a la reconversión urbanística de grandes predios industriales o infraestructuras subutilizadas en el AMBA. Este tipo de proyectos, dicen las autoras, “pueden generar incrementos extraordinarios de valor cuando se acompañan de recalificaciones normativas adecuadas”. Mediante instrumentos como fideicomisos urbanísticos público-privados, podrían generarse esquemas en los que el Estado y los desarrolladores privados reparten cargas y responsabilidades en proyectos que busquen la transformación urbana de áreas bien conectadas.

Es magíster en Economía Urbana por la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) con especialización en Ciencia de Datos. Cree que es posible hacer un periodismo de temas urbanos que vaya más allá de las gacetillas o las miradas vecinalistas. Sus dos pasiones son el cine y las ciudades.
https://www.pagina12.com.ar/857511-la-construccion-se-derrumba